viernes, 8 de marzo de 2013

"LA CIUDAD PERDIDA" 2 Capítulo.

"LA CIUDAD PERDIDA"

Cuando abrí la tapa de la alcantarilla me metí adentro porque la intriga podía conmigo, me encontré de todo allí, de bichos muertos y del olor no te digo nada, pero siempre soy cabezona y tengo que llegar a lo que quiero.
Seguía caminando, parecía que ese camino de la alcantarilla nunca se iba a acabar, era un camino sin salida.
A las 2 horas de ir caminando me iba tropezando, porque había un murciélago que salió de la nada y me asusté, y al fin llegué, no me podía creer lo que vi con mis propios ojos, si esos redondos que tienen todos los seres humanos, era una ciudad, sí llamada “La ciudad Perdida” lo sé por el cartelito que ponía en la entrada de la ciudad.
Me quedé asombrada, con la boca abierta, estupefacta, no sabía ni lo que hacer, ni decir, ni dejar de decir, eso era increíble de ver, era mejor que en la ciudad que yo vivía actualmente, y quería vivir allí.
Me sorprendió que había gente allí, sí, gente como yo, no extraterrestres, las casas eran de caramelos, chocolate, fresa y de todos los sabores de este mundo mundial.
Del hambre que tenía decidí comerme algo de algunas casas, ¿Qué pasa? Tenía mucha hambre "jajaja", empecé por una de chocolate, solo comí un poco porque empalagaba mucho, y después se me antojó la casa de fresa, que era mi sabor preferido.
Acabé llena, pero ya la comida ya la tenía dentro de mi barriga, un guardia que estuvo allí me dijo, “Oye, no puedes ir así por así comiéndote lo que te encuentres” y me eché a reír, porque me acordé de que mi madre... Oh, mi madre no me había acordado de ella, ¿Estará preocupada por mi? ¿Habrá llamado a la policía? ¿Y mis hermanos y mi familia como estarán? Todas y más preguntas me hice en mi cabeza.
-Me tengo que ir, adiós le dije.
-Oye joven, no te puedes ir, tienes que venir conmigo me contestó el guardia.
-No puedo, tengo que irme corriendo, le prometo que volveré...
Y le dejé con la palabra en la boca al guardia.
Salí corriendo de “La ciudad perdida” y entré por el camino de la alcantarilla, a las 2 horas de estar corriendo, llegué, pero por segunda vez mis ojos, sí, esos que ya repetí que tienen todos los seres humanos, no podría creer lo que estaba viendo, mi ciudad, esa que era antes de yo despertarme en la casa encantada, tranquila, hermosa, se había transformado en el infierno, con las casas que se estaban quemando, las calles todas con la gente corriendo, llorando y asustadas, salí corriendo, hacia mi casa, mi madre estaba con mi padre y mis hermanos, muy preocupados por mi, llamándome miles de veces al teléfono pero no tenía cobertura en aquella ciudad.
-Isabel, ¿Dónde has estado? Estábamos muy preocupados por ti, nos creíamos que te había pasado algo.
-Mamá, papá, hermanos lo siento, no me ha pasado nada pero tenemos que salir de aquí, las llamas nos cubrirán y moriremos, recoger comida, y lo que sea necesario.
-Cogimos comida, medicinas, ropa, etc... y nos fuimos, vamos dije, por aquí, mi madre me dijo, ¿En la alcantarilla nos vamos a meter?
-Mamá no es una alcantarilla, es un mundo, otro mundo que vais a conocer, seguidme todos y ya veréis lo que os digo, vamos, rápido.
-Al meternos, dije, ea, ya estamos salvados.
-Isabel, quiero salir de aquí, ¿Qué vamos a hacer aquí?
-Mamá tenemos que andar todo este camino para llegar a “La ciudad perdida”
-Que “Ciudad perdida”? Me contestó.
-Cuando lleguemos, la verás...
Otras 2 horas en llegar, por fin llegamos.
-Mi padre soltó a mi hermano que se durmió, mi hermana y mis padres se quedaron con la boca abierta y más sorprendidos que yo cuando lo ví por primera vez.
Mi hermano se lanzó hacia la casa de chocolate y le dije – Eh, para ahí el carro, espera que vamos todos contigo.
Y nos reímos todos, aunque yo lo dije un poco seria.
El guardia que se quedó con mi cara me dijo:
-Aquí estás sana y salva, ¿Por qué te fuiste?
Y le conté todo el rollo repollo aburrido y se quedó como diciendo ¿Qué dices? No sé, sería el hombre de otro mundo.

Nos dijo, entrad por aquí por favor, la gente era amable, te daban flores gratis, no que en mi ciudad no te regalan ni la matriculación de los institutos, allí todo era perfecto, fantástico, emocionante, un sueño en el que todo el mundo deseaba, y yo lo cumplí, por supuesto.

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