"LA CIUDAD PERDIDA"
Cuando
abrí la tapa de la alcantarilla me metí adentro porque la intriga
podía conmigo, me encontré de todo allí, de bichos muertos y del
olor no te digo nada, pero siempre soy cabezona y tengo que llegar a
lo que quiero.
Seguía
caminando, parecía que ese camino de la alcantarilla nunca se iba a
acabar, era un camino sin salida.
A
las 2 horas de ir caminando me iba tropezando, porque había un
murciélago que salió de la nada y me asusté, y al fin llegué, no
me podía creer lo que vi con mis propios ojos, si esos redondos que
tienen todos los seres humanos, era una ciudad, sí llamada “La
ciudad Perdida” lo sé por el cartelito que ponía en la entrada de
la ciudad.
Me
quedé asombrada, con la boca abierta, estupefacta, no sabía ni lo
que hacer, ni decir, ni dejar de decir, eso era increíble de ver,
era mejor que en la ciudad que yo vivía actualmente, y quería vivir
allí.
Me
sorprendió que había gente allí, sí, gente como yo, no
extraterrestres, las casas eran de caramelos, chocolate, fresa y de
todos los sabores de este mundo mundial.
Del
hambre que tenía decidí comerme algo de algunas casas, ¿Qué pasa?
Tenía mucha hambre "jajaja", empecé por una de chocolate, solo comí
un poco porque empalagaba mucho, y después se me antojó la casa de
fresa, que era mi sabor preferido.
Acabé
llena, pero ya la comida ya la tenía dentro de mi barriga, un
guardia que estuvo allí me dijo, “Oye, no puedes ir así por así
comiéndote lo que te encuentres” y me eché a reír, porque me
acordé de que mi madre... Oh, mi madre no me había acordado de
ella, ¿Estará preocupada por mi? ¿Habrá llamado a la policía? ¿Y
mis hermanos y mi familia como estarán? Todas y más preguntas me
hice en mi cabeza.
-Me
tengo que ir, adiós le dije.
-Oye
joven, no te puedes ir, tienes que venir conmigo me contestó el
guardia.
-No
puedo, tengo que irme corriendo, le prometo que volveré...
Y
le dejé con la palabra en la boca al guardia.
Salí
corriendo de “La ciudad perdida” y entré por el camino de la
alcantarilla, a las 2 horas de estar corriendo, llegué, pero por
segunda vez mis ojos, sí, esos que ya repetí que tienen todos los
seres humanos, no podría creer lo que estaba viendo, mi ciudad, esa
que era antes de yo despertarme en la casa encantada, tranquila,
hermosa, se había transformado en el infierno, con las casas que se
estaban quemando, las calles todas con la gente corriendo, llorando y
asustadas, salí corriendo, hacia mi casa, mi madre estaba con mi
padre y mis hermanos, muy preocupados por mi, llamándome miles de
veces al teléfono pero no tenía cobertura en aquella ciudad.
-Isabel,
¿Dónde has estado? Estábamos muy preocupados por ti, nos creíamos
que te había pasado algo.
-Mamá,
papá, hermanos lo siento, no me ha pasado nada pero tenemos que
salir de aquí, las llamas nos cubrirán y moriremos, recoger comida,
y lo que sea necesario.
-Cogimos
comida, medicinas, ropa, etc... y nos fuimos, vamos dije, por aquí,
mi madre me dijo, ¿En la alcantarilla nos vamos a meter?
-Mamá
no es una alcantarilla, es un mundo, otro mundo que vais a conocer,
seguidme todos y ya veréis lo que os digo, vamos, rápido.
-Al
meternos, dije, ea, ya estamos salvados.
-Isabel,
quiero salir de aquí, ¿Qué vamos a hacer aquí?
-Mamá
tenemos que andar todo este camino para llegar a “La ciudad
perdida”
-Que
“Ciudad perdida”? Me contestó.
-Cuando
lleguemos, la verás...
Otras
2 horas en llegar, por fin llegamos.
-Mi
padre soltó a mi hermano que se durmió, mi hermana y mis padres se
quedaron con la boca abierta y más sorprendidos que yo cuando lo ví
por primera vez.
Mi
hermano se lanzó hacia la casa de chocolate y le dije – Eh, para
ahí el carro, espera que vamos todos contigo.
Y
nos reímos todos, aunque yo lo dije un poco seria.
El
guardia que se quedó con mi cara me dijo:
-Aquí
estás sana y salva, ¿Por qué te fuiste?
Y
le conté todo el rollo repollo aburrido y se quedó como diciendo
¿Qué dices? No sé, sería el hombre de otro mundo.
Nos dijo, entrad por aquí por favor, la gente era amable, te daban flores gratis, no que en mi ciudad no te regalan ni la matriculación de los institutos, allí todo era perfecto, fantástico, emocionante, un sueño en el que todo el mundo deseaba, y yo lo cumplí, por supuesto.